El Embrujo Desencantado: Cuando el Dinero No Compra Dignidad Ambiental


El Embrujo Desencantado: Cuando el Dinero No Compra Dignidad Ambiental

Siempre se ha dicho que la pobreza y la falta de educación son las raíces de la contaminación. Pero, ¿qué pasa cuando te adentras en una zona supuestamente "pudiente" y te encuentras con un escenario que desafía toda lógica? Prepárense, porque mi reciente visita a El Embrujo, en Santiago, me dejó una mezcla de asombro, frustración y una pregunta latente: ¿dónde está el compromiso con el medio ambiente, sin importar el estatus social?



La Calle 7: Un Río de Vergüenza en Pleno Corazón Residencial

Hace unos tres años que no visitaba esta parte de El Embrujo, y la verdad, esperaba encontrar progreso. Pero lo que vi, o mejor dicho, lo que olí y presencié, es una verdadera asquerosidad. La calle 7 se ha convertido en un epicentro de hedor y contaminación.

Es difícil de creer, pero el río entero y sus afluentes están convertidos en un basurero inmenso. Y esto no es un problema aislado; es el resultado del desagüe de amplias zonas como la Holla del Caimito, Los Rieles y la calle 11, abarcando un kilómetro a la redonda. Imaginen a toda la gente de El Embrujo, supuestamente de un estatus económico "cómodo", teniendo que soportar este hedor y convivir con este foco de insalubridad.


Lo que debería ser un hermoso afluente, un espacio para el disfrute, hoy es una cañada negra, un vertedero a cielo abierto. Y lo más doloroso es recordar que, hace 50 años (sí, aunque parezca mentira, ¡y no soy tan viejo!), la gente venía a bañarse en estos lugares. ¡Es una pena ver cómo hemos involucionado!



¿Dónde están los Ayuntamientos y la Presión Ciudadana?

Uno se pregunta: ¿qué está pasando con el Ayuntamiento? Pasan décadas, gobiernos y administraciones municipales, y la situación sigue igual, o peor. Parece que hay un problema crónico de falta de voluntad o de gestión.


Aquí es donde entra la indignación y la esperanza. Los residentes de esta parte de El Embrujo, personas pudientes con capacidad de influencia, tienen en sus manos la posibilidad de generar un cambio real. Si la pobreza es un factor, en esta zona no es una excusa. Son ellos quienes, si se empoderan y ejercen presión, pueden lograr que las autoridades los escuchen. Se les oye más que a la clase media, y es momento de usar esa voz para el bien común.

Parques Olvidados y Contraste Social

Continuando mi recorrido, me encontré con varios parques. Si bien algunos, como el que visité cerca de la iglesia, se veían "más o menos bonitos" y un poco más limpios que otros, la realidad es que el mantenimiento es deficiente. Se supone que es responsabilidad del Ayuntamiento, pero la situación es recurrente.

Es una paradoja: en una zona con tantos recursos, con parques que "están ahí", me pica la verdad que en mi propio barrio, en la carretera Don Pedro por Las Dianas, apenas tenemos un parque, y en Pontezuela al Medio, donde crecí, ¡no hay ni un chinchorro de club! Es fácil decir que "la gente de Pontezuela no paga impuestos como los de clase obrera", pero la realidad es que cada ciudadano merece dignidad y espacios de calidad.


Un Llamado a la Acción y una Promesa

Esta visita a El Embrujo me reafirmó una cosa: no podemos quedarnos callados. Si nos siguen abandonando y permitiendo que nuestras comunidades se deterioren, seguiré atacando, seguiré denunciando.

Es un recordatorio de que, sin importar nuestra posición social, la contaminación es un problema que nos afecta a todos. Y si bien hay parques "bonitos", la realidad de los afluentes es inaceptable.

Me despido por hoy, pero la lucha por un Santiago y un país más limpio y digno continúa. ¡Nos vemos en la próxima!


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