El Siniestro Secreto Húmedo de Rafey
El Siniestro Secreto Húmedo de Rafey
Una Investigación en el Corazón de la Basura: El Lixiviado que Amenaza a Santiago
¡Lectores, atentos a este informe! Desde nuestra vibrante Ciudad Corazón, hoy me adentro en el núcleo de un problema que, por años, ha permanecido semioculto bajo la promesa del progreso: el Vertedero de Rafey. No es una aventura de recreo, sino una investigación necesaria sobre la realidad de nuestra gestión de residuos.
Hemos sido testigos de la ambición del Ecoparque y la Planta de Valoración de Residuos. En el papel, la ingeniería se alza para convertir la montaña de desechos en un recurso. Y es justo reconocer que, en la parte operacional, la empresa Cilpen Global está realizando un esfuerzo considerable en el rescate del material moderno, el plástico. Sus procesos, limpios y protegidos, son una base para la economía circular y ofrecen una fuente de empleo digna.
Sin embargo, como en toda gran excavación científica, la búsqueda de la verdad nos revela una realidad más oscura. Mi análisis se centra en el elemento más peligroso y menos controlado del vertedero: el Lixiviado.
El Flujo Incontrolado: Una Falla en el Diseño
El lixiviado, ese líquido oscuro y altamente contaminante que resulta de la descomposición de la basura, es la auténtica sangre envenenada de Rafey. Se nos ha explicado un sistema de tratamiento basado en fosas comunes (una principal y tres microfosas), pero la evidencia in situ demuestra una falla crítica en este diseño.
La capacidad ha sido sobrepasada, y el volumen de este residuo líquido ha encontrado su propia ruta, ignorando las barreras humanas. Mi documentación revela que el lixiviado tiene, al menos, cuatro puntos de salida no controlados.
Este caudal tóxico fluye sin tregua. Pasa de las fosas desbordadas a una hondonada natural de la zona. Pero el destino final de esta corriente es aterrador: el lixiviado viaja kilómetros, contaminando silenciosamente nuestros recursos. Cruza por debajo del canal Ulises Francisco Pagán, se infiltra en sembradíos de arroz y, finalmente, se incorpora a las aguas de nuestro vital río Yaque del Norte, justo en las proximidades del río Jacagua.
Esta es una contaminación que va más allá de lo visible; es una amenaza directa a la salud de nuestra gente y a la integridad de nuestra agricultura.
La Ilusión de la Solución: No Hay Alquimia para el Plástico
Otro punto de mi investigación se dirige a la "solución" que se nos propone para gestionar este lixiviado: bombearlo de nuevo a la basura enterrada. Se argumenta que este proceso ayuda a la degradación de los desechos.
Pero la ciencia es clara: esta es una ilusión. El plástico no se degrada. A lo sumo, se fragmenta hasta convertirse en microplástico. Al inyectar el lixiviado en el cuerpo del vertedero, solo se está esparciendo el veneno y se está negando la oportunidad de un verdadero aprovechamiento. En lugar de generar combustible (como se hace en otras latitudes), estamos reinyectando un tóxico, ignorando la tecnología que podría convertir el problema en energía.
![]() |
| Lixiviado |
Conclusión y Llamado a la Conciencia
La realidad de Rafey exige un despertar. Debemos dejar de lado la autocomplacencia y demandar una Gestión Integral de Residuos Sólidos (GIRS) que gestione de forma impecable el lixiviado y el gas metano.
Mi compromiso es seguir esta crónica de la realidad. Por ello, estoy coordinando con diversas autoridades y organizaciones de Santiago para realizar un descenso técnico y urgente a la zona afectada. Es hora de enfrentar lo que hemos estado generando por años.
¡El río Yaque y el aire que respiramos merecen la verdad y una solución real!


Comentarios
Publicar un comentario
¡Espero tu comentario!